El Cusqueñismo en debate
En esta página pretendemos iniciar un debate necesario sobre el tema del CUSQUEÑISMO, como ideología local de la ciudad del Cusco - Perú, habiendo salido una serie de trabajos de autores como el antropólogo Jorge Flores Ochoa; el historiador Manuel Jesús Aparico Vega; los trabajos publicados por el antropólogo Rossano Calvo Calvo y artículos y ponencias de varios autores como: J Uriel García O., Julio G. Gutiérrez Loayza Martín Romero Pacheco, Donato Amado y el suscrito.
Julio A. Gutiérrez S.
A continuación el comentario hecho por el autor a la obra "Ideologías locales del perú, El Cusqueñismo" de Rossano Calvo, de reciente publicación:
“EL CUSQUEÑISMO”, UN NUEVO LIBRO DE ROSSANO CALVO
Escribe: Julio Antonio Gutiérrez Samanez
El antropólogo Rossano Calvo, prolífico autor de libros de temática cusqueña, cordialmente nos comprometió a realizar un comentario sobre su reciente libro titulado: “Ideologías Locales del Perú, El Cusqueñismo”. Encargo que cumplimos con mucho gusto.
El libro es una antología personal, pues recoge una serie de artículos del autor, escritos en diferentes etapas ordenadas por temas: 1º.- Los referentes de estudios temáticos; 2.- La formación de la ideología cusqueñista y 3º.- Crónicas de debate actual.
Calvo, investiga, problematiza, analiza y llega hasta la polémica para impulsar sus ideas
En este orden metódico muestra los referentes de sus propios artículos sobre el incanismo y la ideología local o cusqueñismo, al que define como un “constructo” es decir una ideología local estructurada por la sociedad cusqueña a partir de la toma de conciencia de la importancia del espacio geográfico y su entorno de influencia, que se presenta como un conjunto de distritos provincias y departamentos, que fueron siempre marginados por la política centralista aplicada desde la capital. Es decir, como se lee en el libro, trata de espacios o instancias socio-jurídicas mediante las cuales, los pueblos se organizan colectivamente, como unidades de un todo que es la república peruana. Esta convivencia entre diversos origina contradicciones entre lo local y lo nacional; entre la ciudad, el poblacho y el campo, lo urbano y lo rural; en esa dialéctica se generan procesos de creación y recreación de la tradición, según las tesis de los antropólogos Hobsbawn y Ranger, sobre los procesos que siguen los pueblos para lograr cohesión social y definir sus valores o como escribe Calvo: “mediante la reinvención de la tradición local se reinstitucionaliza el sentido colectivo con un capital simbólico a preservar y (un) eje cultural de la nueva sociedad local”. La valoración colectiva de un pueblo se da mediante la creación de una ideología local cohesionada internamente como etnocentrismo (en antropología) o como sociocentrismo (en sociología) y esta ideología, según Luis Dumont, citado por Calvo, es el conjunto de representaciones sociales, ideas y valores comunes de una sociedad.
Sabemos que las ideologías se generan en la construcción del pasado histórico de los pueblos, porque es indispensable el tener conciencia histórica luego de una continua discusión o debate del que nacen los discursos que sirven a intereses creados de clases y grupos de la sociedad.
Con el ánimo de encender la polémica, generadora de nuevas inquietudes de renovación, me permito disentir con el amigo Rossano, por cuanto no creo que las sociedades, aún siendo ágrafas, y sin pasado, puedan “inventarse” o “reinventarse”, salvo a que sean enteramente primitivas. Porque las sociedades son desarrollos continuos que poseen memoria colectiva, decurso histórico, tradición, crónicas de hechos, costumbres, ritos religiosos y consanguinidad, de manera que las nuevas sociedades poseen una herencia legítima de cultura y civilización, de la que pueden restaurar o redescubrir sus valores, antes de acudir a la invención o reinvención de su pasado y sus tradiciones porque esto parecería hurto, plagio, usurpación o fraude; peor su es que lo hacen con el único afán de que “las elites se auto legitimen”.
Ese estilo de análisis fue introducido machaconamente por algunas ONGs, que actúan con el referente de una antropología colonialista y reaccionaria.
Lógica que se impone para deslegitimar nuestra herencia y neocolonizarnos a sus moldes de modernidad y globalización, bajo el paradigma o estilo de vida occidental-nortemericano, que considera a las expresiones culturales no occidentales o periféricas expresiones arcaicas (uno de sus corifeos es Vargas Llosa) pues entienden que su cultura es sólo folklore, su religión es animismo, su ciencia es superchería, su medicina es hechicerías y magia, su arte es sólo artesanía; su literatura es oralidad y su organización política económica (como el ayllu), es colectivismo arcaico que no se integra a la economía global del consumismo y a la lógica de la ganancia y rotación de capitales.
Es pues natural que consideren a nuestros pueblos como “bárbaros” que sólo pueden imitar o hurtar algo de otra civilización y cultura, para “reinventar su historia y auto legitimarse” de su condición espuria o vergonzosa.
Advierto que Rossano Calvo, como muchos discípulos de estas escuelas antropológicas, aunque está realizando los esfuerzos todavía no se ha desprendido de esos paradigmas colonialistas.
Por ejemplo cuando polemiza con las ideas de otro antropólogo, su maestro el Dr. Flores Ochoa, quien al decir de Calvo, busca “escencializar” el cusqueñismo o la ideología local, basándola sólo en la idea de lo incaico o incanismo (por intuición), que se transmite entre cusqueños por “endoculturación” (proceso por el cual el individuo, desde su nacimiento, es introducido en su propia cultura); cosa que, con algunas variantes, habían tratado, también, Uriel García y Tamayo Herrera, este último llegó a considerar al incanismo o incaísmo como un “mito mestizo urbano”.
Muy bien, el incanismo es un mito mestizo urbano, pero es el hilo umbilical que une a los actuales cusqueños con su pasado remoto, con su herencia socio cultural e histórica. Sin ello, despojados de toda incanidad aunque sea intuida y no racionalizada (que otros consideran barbarie) seríamos sólo colonizadores españoles de un territorio inhabitado, bárbaro, como pensaban Torquemada o Valverde. Pensamos que la historia constituida por hechos fácticos también lo está por mitos y fue, precisamente, este aspecto que Mariátegui tomó de Jorge Sorel, -por lo que fue tipificado de hereje del marxismo por los guardianes de la ortodoxia-, lo que se rescata ahora como uno de sus grandes aciertos. Lo que quieren los pueblos es vivir sus sueños, realizar sus proyectos y concretar sus mitos. Decía el Amauta en “Alma Matinal”: “La fuerza de los revolucionarios, no está en su ciencia, está en su fe, en su pasión, en su voluntad, es una fuerza religiosa, mística, espiritual. Es la fuerza del mito”.
En lo que sí tiene razón Rossano Calvo, es en mostrar su desacuerdo con la exclusión de los migrantes, que al parecer Flores Ochoa esgrime en una de sus tesis que no he constatado, pues el cholo o mestizo migrante al no haber pasado por el proceso de endoculturación, sería ajeno y negativo para el desarrollo de una línea esencialmente incaica, por lo que tendría que ser excluido. Pero creo que estamos ante verdades a medias. Por una parte, los migrantes de un pueblo joven como “La Pradera”, en el Distrito de Santiago, destruyeron las evidencias líticas de lo que fue el Phoquen Cancha de los incas, sin que los historiadores, antropólogos y arqueólogos se pronunciaraen defensa de ese otro Inticancha descrito por cronistas como el padre Cobo; fueron migrantes o emigrantes los que urbanizaron Marcavalle; al mismo tiempo, fueron los migrantes provincianos los que dieron y dan vida a las fiestas del Cusco, con sus danzas típicas, su arte popular, su vestimenta, el uso del idioma quechua, casi relegado por los oriundos, autóctonos y “decentes” cusqueños nacidos cerca de la Plaza de Armas.
Calvo dice defender un enfoque relacional que se contrapone al escencialismo, pues el incanismo cusqueño y la ideología de la población migrante estarían articulados y no en pugna. A mi modo de ver ambas propuestas no se contraponen sino se complementan, son partes de un proceso.
Sea que el desarrollo de la ideología del cusqueñismo se de con esas u otras dialécticas, es importante que un intelectual como Rossano Calvo ponga el fuego, atice el debate y busque esclarecer innumerables temas, como ejemplo: Regionalismo, serranismo, cholismo, etc; temas cruciales simbólicos del Cusqueñismo: Creación del Día del Cusco, la escenificación del IntiRaymi, la creación de la bandera, el escudo cusqueño, el topónimo Qosqo, la recuperación de íconos como la creación de un rostro para el Inca Garcilaso, la hora del Charango, la canción Valicha, los pseudos mitos anticusqueños como la “envidia” entre cusqueños y que el Cusco sea “madrastra de sus hijos”, etc. Es decir trata con profusión sobre la recuperación del capital simbólico del Cusco. Que fue socialmente capitalizado en la segunda mitad del siglo pasado con el impulso del Turismo o industria sin chimenea, actual puntal de la economía cusqueña.
En este proceso histórico, también se generaron los discursos del cusqueñismo político como el Qosqorunismo, una supuesta ideología del alcalde Daniel Estrada de la que no hay nada estructurado como propuesta o ideario, que Rossano Calvo reinvindica.
De esta manera, en el libro, uno a uno, los artículos desmenuzan los temas como los de tradición y modernidad, tradición y modernización, desde la primera modernización con el Centro Científico del Cusco 1897, la electrificación y las fábricas textiles, la reforma universitaria y el rectorado del Dr. Giesecke, el descubrimiento “científico” (entiéndase, también, como saqueo) de Machupicchu, que corrieron paralelos a la renovación del pensamiento con González Prada, Clorinda Matto, Vega Enríquez, Valcárcel, García (y en la política nacional con Mariátegui, Haya, V. A. Belaunde) tema también tratado en otro libro de Rossano (Tradición y Modernidad, Génesis del regionalismo y el localismo cusqueño)
El movimiento indigenista impulsó la creación de instituciones como el Centro Qosqo, Instituto Histórico del Cusco, IAA. Es decir, institucionalizó sus ideas.
Como indigenismo, el cusqueñismo, es un valioso fundamento de la peruanidad
Escuchemos lo que escribió el periodista puneño Federico Moore: “No soy arqueólogo ni indigenista pero me hubiera gustado ser cusqueño, por que no hay duda de que serlo es una de las formas más bellas de ser hijo de América y acaso el modo más sublime de ser peruano”
Y en lo político (Tema al que Rossano Calvo no le da suficiente énfasis) el Cusqueñismo dio el paso crucial al confrontarse con el centralismo y crear un ideario regionalista, descentralista que se encarnó en lucha política local y nacional, hasta generar las condiciones para su implementación en los llamados Gobiernos Regionales. Con lo que se muestra que nuestro cusqueñismo, como socio centrismo no ha sido ni chauvinista ni estéril pues ha arrancado reivindicaciones al centralismo y, actualmente sigue en pugna contra la imposición de las políticas neoliberales y la globalización, con idearios como la construcción del Aeropuerto internacional, la integración vial con Quillabamba, Camisea, o la carretera interoceánica, la necesidad traer el Gas de Camisea al Cusco, la Defensa del Patrimonio Cultural, etc.
Lo interesante del libro de Calvo es que da las pautas para darse cuenta que la ideología local como el cusqueñismo es indispensable en la vida de una sociedad, pues al reconstruirle su pasado con los elementos emotivos y también con los avances de la ciencia antropológica, arqueológica etc., provee de identidad cultural, conciencia histórica a un pueblo. Y esto mide el grado de madurez de una sociedad, pues si damos el salto cualitativo desde lo que hasta ahora se ha hecho: el rescate de lo exterior, el disfraz, el folklore, el capital simbólico, y teniendo una ideología de consenso, en permanente evolución, como un elemento ligante o referente, se puede sintetizar el contenido transformador y revolucionario del cusqueñismo en el discurso, y usarlo como una herramienta para orientar el desarrollo social y material hacia el logro de igualdad de oportunidades y mejores condiciones de vida para las mayorías marginadas, etc., a través de un programa político integrador y de consenso realmente democrático.
Todo esto significa para nosotros los cusqueños el “Cusqueñismo”, pues es nuestro peruanismo, nuestro patriotismo local e íntimo, cuyo espíritu se rescata en este libro que Rossano Calvo nos entrega. El libro es de por sí importante, actual, motivador y polémico, por lo que debe ser estudiado, confrontado y sobre todo comentado por quienes se ocupan de estos temas, y no caer en el vacío y el silencio, como ocurrió con muchos de los anteriores trabajos de este joven autor.
Sólo habría que hacerle cordialmente algunos reproches necesarios al libro y al autor. El estilo enrevesado con que está escrito dificulta la lectura; hay muchos tecnicismos y vocablos filosóficos que deberían estar definidos para estar al alcance de las medianías populares; el citarse frecuentemente a sí mismo es innecesario. Finalmente, es un deber de amigo sugerirle que sus futuros textos pasen por una corrección de estilo, práctica que realizan hasta los más encumbrados investigadores sociales, puesto que, el científico social -productor de ideas, conceptos, hipótesis y teorías- no tiene que ser, necesariamente, un profesional de la escritura.
Julio A. Gutiérrez S.
A continuación el comentario hecho por el autor a la obra "Ideologías locales del perú, El Cusqueñismo" de Rossano Calvo, de reciente publicación:
“EL CUSQUEÑISMO”, UN NUEVO LIBRO DE ROSSANO CALVO
Escribe: Julio Antonio Gutiérrez Samanez
El antropólogo Rossano Calvo, prolífico autor de libros de temática cusqueña, cordialmente nos comprometió a realizar un comentario sobre su reciente libro titulado: “Ideologías Locales del Perú, El Cusqueñismo”. Encargo que cumplimos con mucho gusto.
El libro es una antología personal, pues recoge una serie de artículos del autor, escritos en diferentes etapas ordenadas por temas: 1º.- Los referentes de estudios temáticos; 2.- La formación de la ideología cusqueñista y 3º.- Crónicas de debate actual.
Calvo, investiga, problematiza, analiza y llega hasta la polémica para impulsar sus ideas
En este orden metódico muestra los referentes de sus propios artículos sobre el incanismo y la ideología local o cusqueñismo, al que define como un “constructo” es decir una ideología local estructurada por la sociedad cusqueña a partir de la toma de conciencia de la importancia del espacio geográfico y su entorno de influencia, que se presenta como un conjunto de distritos provincias y departamentos, que fueron siempre marginados por la política centralista aplicada desde la capital. Es decir, como se lee en el libro, trata de espacios o instancias socio-jurídicas mediante las cuales, los pueblos se organizan colectivamente, como unidades de un todo que es la república peruana. Esta convivencia entre diversos origina contradicciones entre lo local y lo nacional; entre la ciudad, el poblacho y el campo, lo urbano y lo rural; en esa dialéctica se generan procesos de creación y recreación de la tradición, según las tesis de los antropólogos Hobsbawn y Ranger, sobre los procesos que siguen los pueblos para lograr cohesión social y definir sus valores o como escribe Calvo: “mediante la reinvención de la tradición local se reinstitucionaliza el sentido colectivo con un capital simbólico a preservar y (un) eje cultural de la nueva sociedad local”. La valoración colectiva de un pueblo se da mediante la creación de una ideología local cohesionada internamente como etnocentrismo (en antropología) o como sociocentrismo (en sociología) y esta ideología, según Luis Dumont, citado por Calvo, es el conjunto de representaciones sociales, ideas y valores comunes de una sociedad.
Sabemos que las ideologías se generan en la construcción del pasado histórico de los pueblos, porque es indispensable el tener conciencia histórica luego de una continua discusión o debate del que nacen los discursos que sirven a intereses creados de clases y grupos de la sociedad.
Con el ánimo de encender la polémica, generadora de nuevas inquietudes de renovación, me permito disentir con el amigo Rossano, por cuanto no creo que las sociedades, aún siendo ágrafas, y sin pasado, puedan “inventarse” o “reinventarse”, salvo a que sean enteramente primitivas. Porque las sociedades son desarrollos continuos que poseen memoria colectiva, decurso histórico, tradición, crónicas de hechos, costumbres, ritos religiosos y consanguinidad, de manera que las nuevas sociedades poseen una herencia legítima de cultura y civilización, de la que pueden restaurar o redescubrir sus valores, antes de acudir a la invención o reinvención de su pasado y sus tradiciones porque esto parecería hurto, plagio, usurpación o fraude; peor su es que lo hacen con el único afán de que “las elites se auto legitimen”.
Ese estilo de análisis fue introducido machaconamente por algunas ONGs, que actúan con el referente de una antropología colonialista y reaccionaria.
Lógica que se impone para deslegitimar nuestra herencia y neocolonizarnos a sus moldes de modernidad y globalización, bajo el paradigma o estilo de vida occidental-nortemericano, que considera a las expresiones culturales no occidentales o periféricas expresiones arcaicas (uno de sus corifeos es Vargas Llosa) pues entienden que su cultura es sólo folklore, su religión es animismo, su ciencia es superchería, su medicina es hechicerías y magia, su arte es sólo artesanía; su literatura es oralidad y su organización política económica (como el ayllu), es colectivismo arcaico que no se integra a la economía global del consumismo y a la lógica de la ganancia y rotación de capitales.
Es pues natural que consideren a nuestros pueblos como “bárbaros” que sólo pueden imitar o hurtar algo de otra civilización y cultura, para “reinventar su historia y auto legitimarse” de su condición espuria o vergonzosa.
Advierto que Rossano Calvo, como muchos discípulos de estas escuelas antropológicas, aunque está realizando los esfuerzos todavía no se ha desprendido de esos paradigmas colonialistas.
Por ejemplo cuando polemiza con las ideas de otro antropólogo, su maestro el Dr. Flores Ochoa, quien al decir de Calvo, busca “escencializar” el cusqueñismo o la ideología local, basándola sólo en la idea de lo incaico o incanismo (por intuición), que se transmite entre cusqueños por “endoculturación” (proceso por el cual el individuo, desde su nacimiento, es introducido en su propia cultura); cosa que, con algunas variantes, habían tratado, también, Uriel García y Tamayo Herrera, este último llegó a considerar al incanismo o incaísmo como un “mito mestizo urbano”.
Muy bien, el incanismo es un mito mestizo urbano, pero es el hilo umbilical que une a los actuales cusqueños con su pasado remoto, con su herencia socio cultural e histórica. Sin ello, despojados de toda incanidad aunque sea intuida y no racionalizada (que otros consideran barbarie) seríamos sólo colonizadores españoles de un territorio inhabitado, bárbaro, como pensaban Torquemada o Valverde. Pensamos que la historia constituida por hechos fácticos también lo está por mitos y fue, precisamente, este aspecto que Mariátegui tomó de Jorge Sorel, -por lo que fue tipificado de hereje del marxismo por los guardianes de la ortodoxia-, lo que se rescata ahora como uno de sus grandes aciertos. Lo que quieren los pueblos es vivir sus sueños, realizar sus proyectos y concretar sus mitos. Decía el Amauta en “Alma Matinal”: “La fuerza de los revolucionarios, no está en su ciencia, está en su fe, en su pasión, en su voluntad, es una fuerza religiosa, mística, espiritual. Es la fuerza del mito”.
En lo que sí tiene razón Rossano Calvo, es en mostrar su desacuerdo con la exclusión de los migrantes, que al parecer Flores Ochoa esgrime en una de sus tesis que no he constatado, pues el cholo o mestizo migrante al no haber pasado por el proceso de endoculturación, sería ajeno y negativo para el desarrollo de una línea esencialmente incaica, por lo que tendría que ser excluido. Pero creo que estamos ante verdades a medias. Por una parte, los migrantes de un pueblo joven como “La Pradera”, en el Distrito de Santiago, destruyeron las evidencias líticas de lo que fue el Phoquen Cancha de los incas, sin que los historiadores, antropólogos y arqueólogos se pronunciaraen defensa de ese otro Inticancha descrito por cronistas como el padre Cobo; fueron migrantes o emigrantes los que urbanizaron Marcavalle; al mismo tiempo, fueron los migrantes provincianos los que dieron y dan vida a las fiestas del Cusco, con sus danzas típicas, su arte popular, su vestimenta, el uso del idioma quechua, casi relegado por los oriundos, autóctonos y “decentes” cusqueños nacidos cerca de la Plaza de Armas.
Calvo dice defender un enfoque relacional que se contrapone al escencialismo, pues el incanismo cusqueño y la ideología de la población migrante estarían articulados y no en pugna. A mi modo de ver ambas propuestas no se contraponen sino se complementan, son partes de un proceso.
Sea que el desarrollo de la ideología del cusqueñismo se de con esas u otras dialécticas, es importante que un intelectual como Rossano Calvo ponga el fuego, atice el debate y busque esclarecer innumerables temas, como ejemplo: Regionalismo, serranismo, cholismo, etc; temas cruciales simbólicos del Cusqueñismo: Creación del Día del Cusco, la escenificación del IntiRaymi, la creación de la bandera, el escudo cusqueño, el topónimo Qosqo, la recuperación de íconos como la creación de un rostro para el Inca Garcilaso, la hora del Charango, la canción Valicha, los pseudos mitos anticusqueños como la “envidia” entre cusqueños y que el Cusco sea “madrastra de sus hijos”, etc. Es decir trata con profusión sobre la recuperación del capital simbólico del Cusco. Que fue socialmente capitalizado en la segunda mitad del siglo pasado con el impulso del Turismo o industria sin chimenea, actual puntal de la economía cusqueña.
En este proceso histórico, también se generaron los discursos del cusqueñismo político como el Qosqorunismo, una supuesta ideología del alcalde Daniel Estrada de la que no hay nada estructurado como propuesta o ideario, que Rossano Calvo reinvindica.
De esta manera, en el libro, uno a uno, los artículos desmenuzan los temas como los de tradición y modernidad, tradición y modernización, desde la primera modernización con el Centro Científico del Cusco 1897, la electrificación y las fábricas textiles, la reforma universitaria y el rectorado del Dr. Giesecke, el descubrimiento “científico” (entiéndase, también, como saqueo) de Machupicchu, que corrieron paralelos a la renovación del pensamiento con González Prada, Clorinda Matto, Vega Enríquez, Valcárcel, García (y en la política nacional con Mariátegui, Haya, V. A. Belaunde) tema también tratado en otro libro de Rossano (Tradición y Modernidad, Génesis del regionalismo y el localismo cusqueño)
El movimiento indigenista impulsó la creación de instituciones como el Centro Qosqo, Instituto Histórico del Cusco, IAA. Es decir, institucionalizó sus ideas.
Como indigenismo, el cusqueñismo, es un valioso fundamento de la peruanidad
Escuchemos lo que escribió el periodista puneño Federico Moore: “No soy arqueólogo ni indigenista pero me hubiera gustado ser cusqueño, por que no hay duda de que serlo es una de las formas más bellas de ser hijo de América y acaso el modo más sublime de ser peruano”
Y en lo político (Tema al que Rossano Calvo no le da suficiente énfasis) el Cusqueñismo dio el paso crucial al confrontarse con el centralismo y crear un ideario regionalista, descentralista que se encarnó en lucha política local y nacional, hasta generar las condiciones para su implementación en los llamados Gobiernos Regionales. Con lo que se muestra que nuestro cusqueñismo, como socio centrismo no ha sido ni chauvinista ni estéril pues ha arrancado reivindicaciones al centralismo y, actualmente sigue en pugna contra la imposición de las políticas neoliberales y la globalización, con idearios como la construcción del Aeropuerto internacional, la integración vial con Quillabamba, Camisea, o la carretera interoceánica, la necesidad traer el Gas de Camisea al Cusco, la Defensa del Patrimonio Cultural, etc.
Lo interesante del libro de Calvo es que da las pautas para darse cuenta que la ideología local como el cusqueñismo es indispensable en la vida de una sociedad, pues al reconstruirle su pasado con los elementos emotivos y también con los avances de la ciencia antropológica, arqueológica etc., provee de identidad cultural, conciencia histórica a un pueblo. Y esto mide el grado de madurez de una sociedad, pues si damos el salto cualitativo desde lo que hasta ahora se ha hecho: el rescate de lo exterior, el disfraz, el folklore, el capital simbólico, y teniendo una ideología de consenso, en permanente evolución, como un elemento ligante o referente, se puede sintetizar el contenido transformador y revolucionario del cusqueñismo en el discurso, y usarlo como una herramienta para orientar el desarrollo social y material hacia el logro de igualdad de oportunidades y mejores condiciones de vida para las mayorías marginadas, etc., a través de un programa político integrador y de consenso realmente democrático.
Todo esto significa para nosotros los cusqueños el “Cusqueñismo”, pues es nuestro peruanismo, nuestro patriotismo local e íntimo, cuyo espíritu se rescata en este libro que Rossano Calvo nos entrega. El libro es de por sí importante, actual, motivador y polémico, por lo que debe ser estudiado, confrontado y sobre todo comentado por quienes se ocupan de estos temas, y no caer en el vacío y el silencio, como ocurrió con muchos de los anteriores trabajos de este joven autor.
Sólo habría que hacerle cordialmente algunos reproches necesarios al libro y al autor. El estilo enrevesado con que está escrito dificulta la lectura; hay muchos tecnicismos y vocablos filosóficos que deberían estar definidos para estar al alcance de las medianías populares; el citarse frecuentemente a sí mismo es innecesario. Finalmente, es un deber de amigo sugerirle que sus futuros textos pasen por una corrección de estilo, práctica que realizan hasta los más encumbrados investigadores sociales, puesto que, el científico social -productor de ideas, conceptos, hipótesis y teorías- no tiene que ser, necesariamente, un profesional de la escritura.
10 Comments:
Hola, me parece muy interesante tu blog, lo acabo de descubrir y te digo por anticipado que sere visitante asidua de él.
Lo que me trajo aquí fue una búsqueda del antropologo Rossano Calvo, me interesa muchisimo ponerme en contacto con él personalmente y viendo que tu lo conoces quería saber si me podrías ayudar a contactarlo. Yo soy de México y estoy estudiando una tradición particular que tiene lugar en el Cusco, el Corpus Christi. Ojala que me puedas ayudar con esta información porque va a ser de muuuucha utilidad para mi proyecto doctoral. Gracias, y felicidades nuevamente.
Estela.
IDEOLOGIAS LOCALES DEL PERÚ. EL CUSQUEÑISMO
DR. CÉSAR GONZÁLES MIRES
Así titula el libro de Rossano Calvo, presentado por el Director del Diario El Comercio del Cusco, publicado en un edición ágil, tanto por su contenido como por su formato.En este, se percibe con claridad las preocupaciones manifiestas del investigador por entregar permanentemente propuestas importantes sobre el Cusco en el entorno local y nacional; dedicación encomiable desde todo punto de vista, por cuanto incentiva un debate sobre nuestra realidad, naturalmente con mas precisión como se plantea en forma concreta, sobre la identidad cusqueña, puntos de vista sobre el cual será posible concertar en pos de un despegue regional. De ahí que de acuerdo a nuestro parecer, allí radica la importancia de dilucidar esta obra y muchas otras en pos de alcanzar una real compresión sobre lo que somos, para poder tener la capacidad de orientar nuestras interrogantes hacia lo que debemos ser.
Desmenuzando el contenido de la obra, con el guión de la interrogante planteada sobre la existencia de una ideología cusqueña: ésta se manifiesta desde diferentes vertientes fundamentalmente históricas, ubicadas en un tiempo lejano referidas al incanato, el mismo que no estructura una unidad de nominación de identidad, también por la impresión de un mestizaje cultural que conjuga con una biodiversidad en donde el escenario del Cusco, como capital del incanato constituyó la presencia más brutal de la intromisión española, a partir de lo cual se generaría la segmentación de los actores sociales, cuyas actitudes y roles irían estructurando capas sociales en una suerte de auto identificación en estratos que los intelectuales han venido construyendo conceptualmente con denominaciones “incanistas, cholistas y campesinistas”, con una ruptura de continuidad de procedencia sobre los indígenas de hoy con respecto al patrón mas inmediato de su procedencia inca. Por eso, intelectuales o no, reclamándose herederos de los incas los superlativan, pero contradictoriamente al referirse a los indígenas indios los minimizan en una expresión de ruptura histórica que quebranta la identidad, haciendo perder la connotación de la denominación de “Cusqueñismo” anotado por el autor.
El día del Cusco orientado al encuentro del pasado con el presente, ha venido siendo la presentación escénica de la ideología de la grandeza inca, fundamentalmente dirigida a presentar la política de su dominio a los cuatro Suyos, figurando como así sucedió en la historia, una capacidad organizativa y de conquista, por lo menos esa es la intención del surgimiento d este día desde que lo instaurara Humberto Vidal Unda en 1944, queriendo “significar” a la tierra del Cusco.
Se supone que dicha celebración empezó con ese peso de rescate y de identificación incanista englobante, sin embargo el tiempo ha ido modificando los esquemas de dicha celebración, pareciera también que el Cusqueñismo al comparecer en su participación social en este día y en la vida cotidiana, no solo ha ido agudizando las diferencias de su estructura social, autodenominándose asimismo y denominando a los otros en una determinada categoría social de mestizo, cholo, mozo, con variantes en cada una de estas denominaciones, con una ubicación expresa en esta escala, a partir de cualificarse a sí mismo en una ubicación tal; desde donde se ha ido construyendo el discurso cusqueñista.
Muchos intelectuales y conductores de la política cusqueña, fundamentalmente a partir de la tradición indigenista, han ido sentando las bases del discurso cusqueñista, escuela ésta, que como lo destaca Rossano Calvo, ha merecido el surgimiento de seguidores, fundamentalmente para seguir esclareciendo la identidad en el paso del encuentro entre la tradición y la modernidad, cuyo componente más importante es la forma como se ha venido dando el proceso de la educación, a todas luces discriminatoria, e incompatible con la realidad local-regional.
A pesar de la existencia de esta ruptura, el proceso ha ido creando el mito de la educación como camino al progreso, desligado y sin poderse cruzar con todos los otros caminos para alcanzar la integración, eso que a medias tintas aparece como nacionalismo, no es sino una apreciación confusa de identidad e integración, aunque por delante se esgrima el orgullo cusqueñista, que como valor de autodenominanción es importante, pero que como praxis de trabajar por el Cusco se obnubila.
El contexto conceptual que Calvo presenta rescatando el discurso de intelectuales representativos como Uriel García, Valcárcel, Garcilaso, Tamayo Herrera, José Gabriel Cosio y otros, constituyen fuente importante para seguir investigando el tema del Cusqueñismo, por ser una línea de importancia no sólo para afrontar el tema de la identidad, sino más que todo para encontrar los canales de construcción de una región sólida y próspera, la misma que potencialmente encierra condiciones y recursos para su despegue.
Finalmente incidimos en felicitar al autor, insinuándole para que siga trabajando el tema, incurriendo además en otras fuentes de información de auto-identificación testimonial en los diversos estratos de la población cusqueña, para responder a una de muchas interrogantes, de ¿cómo nos vemos así mismos hoy?
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA
Ángel Núñez Salas
Docente. UNSAAC
CALVO CALVO, Rossano. Ideologías Locales del Perú. El Cusqueñismo. Cusco, Imprenta Editorial Pantigoso, 2006, 92.pp.
CONTENIDO DEL LIBRO.
Rossano Calvo, antropólogo y maestro en Comunicación y Cultura, publica este libro cuyo contenido es un conjunto de artículos escritos entre los años de 1992 y 2005.
Los artículos están clasificados en 3 grupos temáticos: Referentes de Estudio Temático, Formación de la Ideología Cusqueñista y Crónicas del Debate Actual, precedidos de una Introducción que constituye el marco teórico y metodológico.
Estos artículos son el resultado de las lecturas y reflexiones del autor en torno al cusqueñismo. Sus fuentes son los escritos de intelectuales cusqueños y cusqueñistas.
COMENTARIO
Rossano Calvo, realiza un esfuerzo significativo para revisar los diferentes planteamientos propuestos por intelectuales sobre la manera de pensar respecto al Cusco y sus habitantes, sobre el pasado para explicar el presente y vislumbrar el futuro.
En el siglo XX e inicios del siglo XXI el segmento intelectual mestizo cusqueño ha elaborado un “corpus“ideológico para crear y recrear una identidad.
OPINIÓN SOBRE EL TEMA.
En mi opinión, luego de un proceso traumático de transculturización en esta capital del Tawantinsuyu, quizá como en ninguna parte de Sudamérica, la búsqueda de identidad es crucial.
Los habitantes de la ciudad del Cusco, particularmente, los mestizos somos tributarios de dos matrices culturales: Por un lado, la cultura occidental greco latina y cristiana y, por otro, la cultura autóctona y, entonces, nos preguntamos ¿Quiénes somos? ¿Cuál es el destino de este pueblo?.
Los elementos o factores que contribuyen a la conformación de la identidad de nosotros los cusqueños son: El valle interandino en que está ubicado el Cusco, rodeado de nuestros dioses tutelares: los apus o montañas sagradas, su clima, su historia (Cusco Pre-inca e Inca, Cusco Colonial, Cusco Republicano), el pensamiento indigenista cuyos precursores, en la literatura, fueron Narciso Aréstegui (El Padre Horán) y Clorinda Matto (Aves sin Nido), la arquitectura, el folclore (música, danzas, festividades como el Corpus Christi, el Inti Raymi), la artesanía, etc,. Asimismo los libros “El Nuevo Indio” de José Uriel García, “Tempestad en los Andes” de Luis E. Valcárcel. Sin olvidar, por su puesto, Comentarios Reales de los Incas, del Inca Garcilaso de la Vega.
Cusco, mayo de 2008.
El CUSQUEÑISMO. Ideologías Locales del Perú. Rossano Calvo Calvo, Imp. ED. Pantigozo. Cusco, 2006. 96 páginas.
Rubén Pilares Villa
Con esta publicación el antropólogo Rossano Calvo da muestras de una ejemplar constancia editorial y de su permanente preocupación por los estudios referidos a lo que se ha dado por denominar como “cusqueñismo”. El libro está conformado por una serie de artículos periodísticos publicados por Calvo entre 1990 y el 2005, en los que la base de sus reflexiones y valorizaciones se concentra en el núcleo de ideas y expectativas que primaron en los intelectuales cusqueños, sobre todo, de la primera mitad del siglo pasado.
Una cuestión interesante de la publicación de Calvo, es que ésta se viene a sumar a otras –ahora ya numerosas- de su producción en las que el tema central son ideas y juicios acerca del Cusco y su devenir, concentrándose de manera preferencial en el Cusco del S. XX. Al respecto, hay que reconocer que Rossano Calvo es uno de los pocos cusqueños de estos días, que no tiene complejo alguno en efectuar esas reflexiones, por eso, las publica y difunde, en un medio en que esa labor, sea por cálculo o simplemente por mediocridad, se ha tomado la cómoda y perniciosa costumbre de ceder ese importante espacio a limeños y extranjeros, con los vacíos, limitaciones y hasta extravíos consiguientes.
Nuestra percepción es que al denominado “Cusqueñismo” de fines del S. XIX y del XX, en cierta forma se le ha sobrevalorado, esto, posiblemente debido a su proximidad temporal con la generación actual de intelectuales cusqueños y especialmente, por que buena parte de estos fueron portavoces de la intensa prédica marxista y su mesianismo economicista muy de moda en esos tiempos.
También en buena parte de este “cusqueñismo” puede apreciarse con nitidez cómo se mueven a su anchas las modernas prolongaciones del paternalismo lascasiano, claro es, adecuadamente provisto de nuevas prótesis y afeites, sosteniendo su consuetudinaria visión del Cusco “desde afuera”, sentimentalista y ambivalente, por eso que sus declaraciones fluctúan dentro de un espectro que va desde el posesivo: “nuestros indios”, hasta la frívola reminiscencia cortesana de: “la mancha india”, sobresaliendo en esas consideraciones, el dogma marxista que reconoce únicamente a la economía como el destino supremo del hombre, de allí entonces la raíz del interés por “incorporar” al indio a la “sociedad”, a fin que éste de cualquier modo sea uncido al mercado del consumo masificado. Pues, si antaño lo usual siempre fue que la economía estaba al servicio del hombre, hoy bajo la perspectiva moderna, sea esta marxista o neoliberal, es el hombre quien debe estar al servicio de la economía.
También en el “Cusqueñismo” que Rossano Calvo documenta en su publicación, hay mucho de lo que se identifica como simple localismo o regionalismo, ideas y sobre todo sentimientos, que asisten por igual a los provincianos en general, por lo que fuera de uno u otro matiz no se ve qué es lo que puede singularizar a ese “cusqueñismo” de tantos otros “ismos” análogos; en ese campo están incluidos temas tan manidos como el descentralismo, la regionalización y toda la habitual parafernalia que nutre y ceba hasta la actualidad la “sensibilidad” y el verbalismo de la mayoría de “luchadores sociales” y “políticos profesionales”.
Vistas así las cosas, puede concluirse que si hay algo que proporcione especificidad a la mentalidad cusqueña obviamente no vamos a encontrarla en este “cusqueñismo”, por sus limitaciones inherentes ya reseñadas, pensamos mas bien, que ello sólo es posible hallarla en la mentalidad que sostuvo a los cusqueños desde los días aurorales de su mítica fundación, mentalidad expresada a través de una Cosmovisión o Weltanschaug propia y singular, que ha teñido indeleblemente su manera de situarse y expresarse en el mundo a lo largo de su devenir, por lo que ese debe ser el espacio de reflexión, de esa manera por ejemplo, puede resultar fructífera analizar la polémica sostenida entre Luís E. Valcárcel y Uriel García. Sin duda, todo esto se halla a distancia sideral de las elucubraciones, fantasías e improvisaciones que hasta la actualidad viene publicando la seudo-cultura para consumo e intoxicación de especialmente ingenuos y turistas, contribuyendo así a dar vida —especialmente en el mes de Junio— a ese “Cuscolandia” que con acierto denuncia Rossano Calvo.
Con esto, no hacemos otra cosa que señalar la necesidad de situar mejor las perspectivas aportadas por el denominado “cusqueñismo” del S. XX, dentro de la antigua y perenne Weltanschaug cusqueña, distinguiendo aquello que corresponde a consideraciones meramente coyunturales, sentimentales y hasta “patrióticas” de lo que encarna su legítima restauración histórica e inmaterial, un criterio de interpretación que permite arribar a territorios y profundidades apenas vislumbradas desde perspectivas excesivamente emotivas o “aldeanas”, de allí que el fenómeno planteado por el “Cusqueñismo”, puede ser mejor planteado y estructurado empleando disciplinas tales como la “Historia de las Mentalidades” o la “Historia de las Nociones Colectivas” dada la naturaleza predominantemente cualitativa del tema, algo ya insinuado por el Historiador José Tamayo Herrera pero que posteriormente no ha recibido aportes significativos.
EL CUSQUEÑISMO
Sergio A. Velásquez C.
En Junio, los cusqueños hacen mas presente su discurso cusqueñista, que se entronca en el día del 24 que inventó esa ideología cusqueñista. Se presentan numerosas implicancias en torno a su ubicación actual en la sociedad cusqueña, por lo que se hace necesario encontrar las investigaciones que contribuyen a su estudio. Comenzaríamos indicando a este respecto que durante el año de 1998 fue presentado el libro “Tradición y Modernidad en la Sociedad Local. Génesis del Regionalismo y el Localismo cusqueño” contando con los auspicios de la Municipalidad de Wanchaq. El historiador cusqueño José Tamayo Herrera, pionero en el estudio del desarrollo generacional intelectual cusqueño del siglo XX, fue también quien presentó y ponderó dicha obra y, acerca de Rossano Calvo, el autor-editor, le promocionó ocupando centralidad en los nuevos estudios cusqueñistas que así estarían originando nuevas contribuciones en desarrollo.
Precisamente, este año, se cumplen diez años de su publicación y todavía es una obra referencial para seguir el estudio del desarrollo del ideario regionalista y del localismo cusqueño, siendo la temática central de dicha obra. En el libro, y de modo particular en el ensayo propio de Rossano Calvo, se establecen también la propuesta regionalista cusqueña de los intelectuales modernos, el nacionalismo cultural reivindicativo de la propuesta anticentralista local cusqueña, la propuesta de ciudadanización cuyos derechos llegasen a sus paisano indígenas, además de proyectos endógenos de desarrollo que se comprendieron en campañas de educación y salubridad, de tendidos de rieles y carreteras, así como la gran expectativa con el que se ubica el turismo que finalmente en la época del Cusco aldeano, fueron determinantes para la recreación de un nuevo Día del Cusco en 1944. Ciertamente, este ultimo hecho, es la muestra de este proceso de reinvención de la sociedad local que oficializa esta cultura del civismo localista o cultura cusqueñista que es el planteamiento central de Calvo.
En la obra de Rossano Calvo, además se ingresa al análisis de varios aspectos relacionados alrededor de esta cultura cusqueñista, como es la postura propuesta por el pensamiento moderno de Angel Vega Enríquez y Uriel García. Se destacan también a propagandizadores como Alfredo Yépez, Julio G. Gutierrez, o los fervientes cusqueñistas como Vidal Unda, entre otros. Se muestra también el desarrollo de los proyectos de modernización que buscaron un desarrollo endógeno acorde al desarrollo de su ideología local regionalista. Bajo el análisis del arte local, Rossano Cavo plantea el estudio de los procesos culturales metonímicos, contexto en el que se promueve la reinvención de la historia inca o la revaloración de su mestizaje, encontrándose entroncadas a la producción del nativismo y la construcción de la nueva identidad cusqueña del siglo XX.
A lo largo de la década del 2000 ó nuevo milenio, se publican otros nuevos libros: “Alfredo Yépez Miranda y su Tiempo” (2000), “La Generación Cusqueña de 1927” (2007), en los que se buscan, como lo hizo Calvo, destacar contribuciones cusqueñistas, aun a que en los mismos pueden encontrarse amplias resonancias del libro que referimos, por lo que, resulta entre estos mismos un libro central y de lectura obligada para el estudio de la ideología cusqueñista de los cusqueños, una línea de investigación en la que Calvo continua llevando centralidad como así nuevamente lo plantea con nueva publicación presentada en el 2006, bajo el título “Ideologías Locales del Perú. El Cusqueñismo”, publicación que articula además, comentarios y estudios novedosos para entender las orientaciones en las que se desarrolla la ideología cusqueñista en la actual sociedad cusqueña.
EL CUSQUEÑISMO REALMENTE EXISTENTE Y LA BUSQUEDA
DE UNA IDENTIDAD REGIONAL
Wilbert Vilca
Director Rev. Espacios, Cusco
Ex - Gobernador del Cusco
El pasado 17 de Febrero del 2006 y con auspicio del Diario El Comercio del Cusco, se presentó un nuevo libro del destacado antropólogo cusqueño Rossano Calvo Calvo, denominado “Ideologías Locales del Perú, El Cusqueñismo”, esta es su décima producción intelectual referida al Cusco, que se suma así a los escasos aportes y reflexiones contemporáneas para desentrañar y comprender nuestra “sociedad regional”. El libro nos presenta una introducción a modo de ensayo sobre las “Sociedad e ideologías locales del Perú”, luego diversos artículos en torno al Cusco y la ideología cusqueñista, y finaliza con un compendio de artículos de la columna del autor en el Diario El Comercio del Cusco denominado “Horas de Cusco”.
El texto nos motiva a reflexionar en torno a cuán consistente es la identidad regional cusqueña, por tanto ¿cuál es el cusqueñismo realmente existente?, ¿habremos llegado al afinar y consensuar una ideología local?, el texto es un buen pretexto para indagar estos tópicos. Las estrategias de desarrollo exitosas en los últimos tiempos, han destacado la importancia de las identidades regionales y culturales, como uno de sus pilares para el desarrollo de sus sociedades, por tanto hay que empezar a transitar por estos pedregosos caminos, al decir del antropólogo Francés Luis Dumont, citado en el libro:…”la sociedad cuando funciona es una emanación de la ideología…la ideología es el conjunto de representaciones sociales, ideas y valores comunes de una sociedad…el sistema de valores se ha hecho estructura social”. En las últimas décadas un esfuerzo importante fue el realizado por el extinto alcalde Daniel Estrada, en los años 90, que simultáneamente a una importante labor modernizadora de la ciudad, propuso un discurso cusqueñista que él denominaba Qosqorunismo, que revaloraba los orígenes andinos y simultáneamente se afirmaban importantes gestos como el que instituyó el escudo local con la “Placa de Echenique”, el monumento a Pachacutec, el reconocimiento del Cusco como capital histórica y otros que al mismo tiempo se nutrían de reivindicaciones descentralistas, junto al fomento de labores intelectuales que sustentaran el Cusqueñismo a través de la interesante labor editorial del municipio local. Sin duda queda aún un largo camino por transitar, donde diversos aportes tendrán que confluir para integrarse en un renovado Cusqueñismo, que a su vez sea el soporte ideológico del despegue y modernización regional de nuestro amplio sur. Es hora de releer, revalorar y reencontrar a autores como los citados por Rossano en el presente libro, que va desde Angel Vega Enríquez, Jesús Manuel Gamarra, los clásicos de la generación “Sierra” como Valcárcel, Cosio, Uriel García, Humberto Vidal y otros cuyos ideales sean la base para fortalecer la identidad del Cusco. Sin duda el libro de Rossano Calvo, es una importante contribución para continuar reflexionando en torno al Cusqueñismo y el futuro de las generaciones contemporáneas.
Elver Pizarro, publica en El Comercio 20-11-2011, un comentario del libro Ideologìas Locales del Perú. El cusqueñismo del Antrop. Rossano Calvo C.
En los últimos años, uno de los libros fundamentales sobre la filosofía y la doctrina del Qosqo, constituye EL CUSQUEÑISMO, ideologías locales del Perú, escrito por el joven profesor universitario Rossano Calvo Calvo.
El texto arriba indicado, se han antecedido nueve trabajos, entre ellos podemos destacar CUSCO. SOCIEDAD Y CULTURA (siglos XIX-XX), QOSQO. SOCIEDAD E IDEOLOGÍA siglo XX,…nuevamente nos encontramos en la Municipalidad del Qosqo, cuando estaba de Alcalde el DR. Daniel Estrada Pérez, y Rossano Calvo Calvo (RCC) fue uno de los animadores y defensores de la propuesta cultural del Dr. Estrada. RCC tuvo y tiene su parte en la defensa de los símbolos del Cusco: El Escudo y la Bandera del Qosqo.
El libro, auspiciado por el diario El Comercio, es una sistematización de artículos y ensayos publicados en su columna HORAS DE CUSCO en el diario El Comercio del Cusco, del que fue y es asiduo colaborador…
Si nosotros revisamos el conjunto de ensayos: El Incanismo y la ideología cusqueña, el inca Garcilaso de la Vega y la ideología cusqueña, seudomitos anticusqueños, entre otros, podemos colegir que son trabajos antropológicos de hondo contenido andino y cusqueño, que generalmente siguen las ideas del maestro José Uriel García…
En el ensayo “Valicha. Canción e identidad local”, el autor problematiza la canción Valicha, Otros segmentos que nos invita al debate es “El Cusqueñismo debe enfrentar a los demagogos regionalistas”, temario que desnuda la intención personalista y oportunistas de aquellos políticos y organizaciones sociales que pululan en nuestro medio que al acceder al gobierno y a otros espacios ejecutivos regionales, no han conseguido ni logrado los objetivos centrales que esperaba el pueblo, muy al contrario se han servido para sus fines personales y electorales.
RCC remata “defender la unidad departamental y local, tarea cusqueñista en estas circunstancias no es contraria a la regionalización, siempre que esta se invente sobre la base de la descentralización y democratización, y no como ahora consecuencia de la demagogia de políticos que carecen de perspectiva y solo siguen menudos intereses”…
En conjunto, del conjunto de los ensayos se puede decir:
a).- aporta elementos valiosos a la ideología cusqueña
b).- Teoriza, fiel a su estilo, los factores que concurren a la creación de Valicha; sobre la historia y escenografía del Inti Raymi cusqueño, entre otros
c).-Como las obras de Garcilaso, Uriel García, aporta al desarrollo del cusqueñismo.
d).- Contribuye al debate y desarrollo de la antropología peruana
Para concluir y al valorar el mensaje que RCC deja en sus obras hacemos nuestro las apreciaciones que hizo Ángel Avendaño, en su Historia de la Literatura del Qosqo, en los siguientes términos: ..Calvo tiene talento y muchos deseos de concurrir a la revaloración del hecho folklórico en el Qosqo...”.
O en otra opinión “ha revelado talento, sobre todo amor por nuestro problemas locales, particularmente de la historia del Cusco, territorio virgen que requiere el concurso de espíritus inteligentes y creadores como el suyo, que se dediquen con ahínco a rescatar nuestra memoria olvidada y construir una memoria colectiva que el Cusco necesita como nunca” (José Tamayo Herrera, 1998).
RESPUESTA de ROSSANO CALVO C.(I)
Julio Gutiérrez Samanez, destacado intelectual y artista cusqueño, ex Presidente del Instituto Americano de Arte de Cusco, tuvo la amabilidad de construir la presente página para comentar nuestro libro “Ideologías del Perú. El Cusqueñismo” publicado en el 2006, y él mismo la abrió con un interesante comentario. Apreciando su inquietud, recojo sus observaciones, en tanto, introduce también consideraciones para revaluar la ideología local o cusqueñismo.
Comienza reaccionando ante el concepto de “invención o reinvención de la cultura” que usamos para destacar el nuevo procesamiento del recuerdo del pasado incaico en la sociedad local contemporánea; por otro lado, el enfoque esencialista y reduccionista por el que parece abogar –del que nos ocupamos en el libro-, al comprender a la ideología local o cusqueñista al incanismo, está enmarcada a una perspectiva reductiva en que se esencializa este asunto de representación.
Acerca de estos puntos, indica que una interpretación acerca del proceso de invención o reinvención de una cultura, es solo una interpretación equivocada que hace pensar que la sociedad nativa es incapaz de hacer presente su historia, explicando que se debería al paradigma colonialista en la interpretación.
El concepto cuestionado, nos parece más bien (tal como lo propusieron Hobsbawn y Ranger), posibilita entender esta conexión realizada en un nuevo contexto social, tal como se hace en el cusqueñismo (identificación local) en el siglo XX con el recuerdo incaico.
Para Julio, este proceso tiene un perspectiva trascedente, y pensamos que ingresa al juego ideológico; sigue la tendencia de presuponer a las culturas sempiternas en esencias constituidas; sus miembros o herederos invocándolos estarían cumpliendo un “destino metafísico”, restaurar la “esencia definidora”. Este discurso que hemos venido denominando incanista, es uno de los aspectos del discurso cusqueñista que lo había actualizado Luis E. Valcárcel en la década del siglo XX. Generó problematización con Uriel García, quien se ocupó en debatirla estableciendo otros referentes nativistas a reivindicar en una perspectiva social, tal como en su momento le parecía destacar también en el cholismo y el mestizaje andino.
En nuestro caso, analizamos esta imbricación del referente del pasado incaico desde el punto de vista social, que nos permite destacar diversos alcances de acuerdo al accionamiento de funciones ideológicas; este enfoque hace ver, cómo este recuerdo histórico se activa significativamente en el proceso social que lo valida (como ocurre con la tendencionalidad con la que se actualiza la historia inca en la ciudad de Cusco del siglo XX). Este enfoque al que denomino “relacional” esta convalidada también con el enfoque del Dr. Tamayo Herrera, quien hizo importante observación al proceso social de su representación en la sociedad, al que denominó “inkaismo” para diferenciar de la propuesta del incanismo.
(continúa)
RESPUESTA DE ROSSANO CALVO (II)
En el enfoque relacional, se puede analizar “las representaciones” al reflujo social, tal como Julio también reconoce uno de los ejemplos que presentan al discurso incanista ya “instrumentada” en el proceso social de los sectores sociales, generando un discurso diferenciador y excluyente: “en lo que sí tiene razón Rossano Calvo, es en mostrar su desacuerdo con la exclusión de los migrantes, que al parecer Flores esgrime en una de sus tesis que no he constatado, pues el cholo o mestizo migrante al no haber pasado por el proceso de endoculturación, sería ajeno y negativo para el desarrollo de una línea esencialmente incaica, por lo que tendría que ser excluido”.
Volviéndose al “cusqueñismo incanista”, en la “variante esencialista” que diferenciamos a otras corrientes en el siglo XX, Julio, lo defiende: “muy bien, el incanismo es un mito mestizo urbano (reconociéndose crédito en este punto), pero es el hilo umbilical que une a los actuales cusqueños con su pasado remoto, con su herencia socio cultural e histórica. Sin ello, despojados de toda incanidad aunque sea intuida y no racionalizada seríamos sólo colonizadores españoles de un territorio inhabitado, bárbaro, como pensaban Torquemada o Valverde”.
Vuelve nuestra atención que habiéndose expuesto en el libro otras corrientes etnicistas que consideramos se encuentran relacionadas a la ponderación local, tal como los cholistas (que son reinvidicadas también en esta valoración de la identidad local), solo se siga insistiendo en relacionar esta cusqueñidad al incanismo, que nos parece es consecuencia de esta ideología esencializadora.
(CONTINUA)
RESPUESTA DE ROSSANO CALVO (III)
A este mismo respecto, Rubén Pilares, destacado editor e intelectual en el medio cusqueño, en su comentario a nuestro libro, insiste en relacionar también al cusqueñismo solo con el incanismo en esta “variante esencialista”, y nos parece que no escapa tampoco a un marco “trascedentalista” y ubicándose en el plano mistificador de la ideología, reitera la redundancia esencialista:
“también en el Cusqueñismo que Rossano Calvo documenta en su publicación, hay mucho de lo que se identifica como simple localismo o regionalismo, ideas y sobre todo sentimientos, que asisten por igual a los provincianos en general, por lo que fuera de uno u otro matiz no se ve qué es lo que puede singularizar a ese “cusqueñismo” de tantos otros “ismos” análogos; en ese campo están incluidos temas tan manidos como el descentralismo, la regionalización y toda la habitual parafernalia que nutre y ceba hasta la actualidad la “sensibilidad” y el verbalismo de la mayoría de “luchadores sociales” y “políticos profesionales”.
Vistas así las cosas, puede concluirse que si hay algo que proporcione especificidad a la mentalidad cusqueña obviamente no vamos a encontrarla en este “cusqueñismo”, por sus limitaciones inherentes ya reseñadas, pensamos mas bien, que ello sólo es posible hallarla en la mentalidad que sostuvo a los cusqueños desde los días aurorales de su mítica fundación, mentalidad expresada a través de una Cosmovisión o Weltanschaug propia y singular, que ha teñido indeleblemente su manera de situarse y expresarse en el mundo a lo largo de su devenir, por lo que ese debe ser el espacio de reflexión, de esa manera por ejemplo, puede resultar fructífera analizar la polémica sostenida entre Luís E. Valcárcel y Uriel García. Sin duda, todo esto se halla a distancia sideral de las elucubraciones, fantasías e improvisaciones que hasta la actualidad viene publicando la seudo-cultura para consumo e intoxicación de especialmente ingenuos y turistas, contribuyendo así a dar vida -especialmente en el mes de Junio- a esa “Cuscolandia” que con acierto denuncia Rossano Calvo. Con esto, no hacemos otra cosa que señalar la necesidad de situar mejor las perspectivas aportadas por el denominado “cusqueñismo” del S. XX, dentro de la antigua y perenne Weltanschaug cusqueña, distinguiendo aquello que corresponde a consideraciones meramente coyunturales, sentimentales y hasta “patrióticas” de lo que encarna su legítima restauración histórica e inmaterial, un criterio de interpretación que permite arribar a territorios y profundidades apenas vislumbradas desde perspectivas excesivamente emotivas o “aldeanas”, de allí que el fenómeno planteado por el “Cusqueñismo”, puede ser mejor planteado y estructurado empleando disciplinas tales como la “Historia de las Mentalidades” o la “Historia de las Nociones Colectivas” dada la naturaleza predominantemente cualitativa del tema, algo ya insinuado por el Historiador José Tamayo Herrera pero que posteriormente no ha recibido aportes significativos”.
En este punto de vista “trascendentalista”, me da la impresión, que el estudio de las mentalidades serviría para remitirnos a esa esencia de sempiternidad, lo que nos colocaría ante la concepción de “entelequias culturales”; consecuentemente, nosotros buscamos también destacar que estos discursos ocurren en la acción de una mistificación ideológica, consecuencia de las funciones reificantes de la ideología. Esta orientación, nos parece es una desvirtuación también de la propuesta de la exploración cientista de la memoria, las mentalidades o nociones colectivas, y se aleja del enfoque tratado por Tamayo Herrera en este tema (1980).
CONTINUA...
RESPUESTA DE ROSSANO CALVO (IV)
En nuestro libro el Cusqueñismo, se hace ver que socialmente este recuerdo incaico al encontrarse enmarcado en el plano emotivo o evaluativo de este sentimiento local, ha venido teniendo otras incidencias sociales interviniendo en el accionamiento de la sociedad. Imbricado al reflujo de la dinámica social, se ve comprendida en las ideas políticas, las expresiones culturales, etc. Por ello mismo, el libro no deja de mostrar también estos aspectos no solo positivos de esta función ideológica, sino las funciones negativas en las contradicciones que conlleva su “accionamiento” en la sociedad; ello ocurre así porque la ideología, como fenómeno conlleva también dinámicas contradictorias.
Los comentarios que se incluyen en esta página, nos parece concuerdan con el análisis del proceso ideológico relacionando los aspectos sociales, culturales, políticos descentralistas en que este cusqueñismo se dinamiza en el desarrollo de la sociedad local.
Hasta aquí sería un primer comentario o respuesta en torno a las opiniones que ha suscitado el libro EL CUSQUEÑISMO que escribiéramos en el 2006.
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